Crece la hierba

Desde niño todo me caga. Solo me gustó, desde entonces, escuchar música mientras veo bailar las plantas.
Trato de repetirlo lo más que pueda, pero hay que hacer muchas cosas extras para hacer una sola cosa que nos guste.
Desde entonces lo sabía también. 

Otras dimensiones de un mismo punto

Tengo miedo de entrar en mi espacio personal y no encontrarte ahí. Qué tal que estás ahí, conecto con el universo, y puedo ver el desprecio en el fondo de tus ojos?
Aunque te extraño prefiero no verte, hoy será el mejor momento para dejarnos pasar en un universo que sigue conspirando contra nuestro próximo encuentro. En otros universos paralelos existimos como en un cuento, y nos escribió Keret tal cómo te gusta y no Cortázar que te parece tan cursi. Quizás nosotros estemos también un buen día juntos y me aceptes al final de una tarde cualquiera un único helado y un bizcocho.

Demasiado sexo

He tenido muchos encuentros sexuales, puedo recordar bien poquitos. Lo siento, porque les fallé como amante; ojalá me recuerdes tú a pesar de todo.

Puras palabras

Podría inventar metáforas
Insertar en ellas un mensaje
Decirles a ellas que traigan

La realidad es diferente
cruda casi siempre
Quizá solo algunas sonrisas salvan
Pocos instantes
Momentos.

Entre tú y yo
Solo son recuerdos
quizás las palabras
no éstas
serán otras
No las encuentro.

Las propias palabras

Soñé un pájaro de cuatrocientas voces gritando tu nombre. Contesté, amablemente, a todas, todo lo que pude. Ya no puedo dormir y me está volviendo loco. Nunca más!

Otra vez tú

Yo sé bien que no soy lo que esperabas.
Tú tampoco.
Es verdad que hemos aprendido del mundo lo que nos enseñó, solo hubiera querido que el mundo no fuera lo que es, pero aprendí también que mis deseos no conspiran para cambiar nada, que nada cambiara con el puro deseo.
Peor aún, el esfuerzo tampoco ofrece otra recompensa que no sea sobrevivir.
No encontré formula secreta.
Quisiera tener para ti una certeza que se pudiera compartir
Solo sé que no tengo nada.
                    Solo este imperfecto yo.

No soy un diario

Pero la casualidad no no es causalidad de nada, nos inventamos la suerte, a Dios, el destino y el libre albedrío porque nos da miedo conocernos, enfrentarnos a lo que somos tal como nos sentimos, además el mundo señala más razones para perderse, rendirse o llorar que para esperar con alguna alegría el futuro. Yo estoy perdido igual que todos, pero si lo reconozco también me encuentro solo.