Ejercicio técnico 1


Estaba buscando ese viejo poema que escribí una tarde sobre aquella hoja opaca, pero creo que está perdido, de ya no más y no de localizable. Lo olvide sobre aquellas libretas y después el tiempo paso por el escritorio y le cambió la forma, el espacio se nublo de cosas nuevas.

Me quedé pensando en que casi nunca escribo poesía, a excepción de aquellas veces en las que las palabras se atoran en la punta del lapicero o se quiebran en la punta de un lápiz débil. Hay que sacudirlas un poco como lo dictan los cánones de la antigua tradición, pero por más que sacudo y pienso en el poema perdido creo que está olvidado. Así la poesía desaparece si no suena; si no se hace material forjada con los golpes de una voz que la pronuncie, así no son más que golpes de tinta sobre una sufrida hoja que llorará en los rincones su solitaria existencia.

Especulo en un poema perfecto que hable y sea la poesía en cada línea, palabras directas que en un acomodo perfecto a la verdad seduzcan para que se desvista con sus propias manos a mis ojos la muy perra. Pero creo que descansa escondido por partes en lo largo de la historia y que toda la memoria no alcanza para mirarle un tobillo sin que se ruborice y se cubra.

Tenía deseos de leer poesía para llenarme de esperma los huevos, pero me aburre andar buscando; pensar me ha hecho mucho daño para andar especulando sobre ciencias que me asustan.