Sí quieres no me abraces, pero no me devuelvas al silencio; háblame nomás; grita todo lo que quieras y yo recibo acá todas las quejas de la vida.
Úsame sí lo prefieres como el extraño que te escucha. Quédate quieta contemplando y déjame mirarte como vas de vez en cuando y soñarte después de un buenas noches.
Sí no puedes no me toques. No dejes de todos modos que nos devore todo este silencio.
Cuando no hay tiempo no te sientes a mi lado en la banqueta, pero no vayas a olvidar cuando todo lo demás sea olvidado que por la ventana estoy saludando todavía.
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