No es que las ideas no aparezcan de repente jugando o mezclándose entre los compromisos, el trabajo y a veces paseando en combi: lo que pasa es que realmente no existe sincronía entre las ocurrencias y sus manifestaciones.
Poca cosa se concretiza y nadie es culpable por ahora; que el gran tribunal juzgue al final la justa repartición de todo lo culposo.
No hay problema serio con el mundo que me rodea. Ahora que aprendí a dominar y revivir la emoción, ahora, resucitada no emociona.
Aquí voy con mi rifle fantasma incapaz de disparar con certeza, con mis jaulas y redes agujereadas corriendo detrás de bestias malignas jugando a romper el sistema que inventé.
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